ESA HISTORIA JALONADA DE CORAJE

ESA HISTORIA JALONADA DE CORAJE
De hazañas sin par, la gloria eterna de Rosario Central

4 may 2012

BODAS DE PLATA DEL PENAL QUE PALMITA NO PODÍA ERRAR Y NO ERRÓ

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Recuerdos de memoriaEl campeonato de Central del 87 estuvo rodeado de acontecimientos pesados-pesados.
Un mes antes había ocurrido la asonada militar de Semana Santa, menos recordada por su gravedad que por la frase de cierre del presidente Alfonsín: "La casa está en orden".
Veinte días antes de la vuelta olímpica en Temperley, el Papa Wojtila (más conocido por su nombre artístico JP 2°) visitó Rosario, el acto se hizo en el Monumento, y desde entonces las reliquias vaticanas atesoran un banderín y una camiseta canalla (Topper, Zanella). De hecho, entre las pruebas de milagros realizados que se presentan para la beatificación de Juan Pablo está la foto en que él recibe -del entonces "Pablito" Scarabino- y bendice las ofrendas y un video del gol de Lanzidei a Unión en la anteúltima fecha, relatado por Héctor Martínez, en el que claramente el 9 canalla señala con su dedo índice en dirección al Vaticano, reconociendo la ayuda papal para el cabezazo.
El tercer hecho fuerte que marcó esos días fue la mismísima noche del 2 de mayo -ya en la madrugada del 3-: la tragedia de Highland Road. Highland Road era una disco de San Nicolás que presentaba esa noche a Soda Stereo en vivo, y mientras tocaban Persi*n* Americ*n* se derrumbó un entrepiso atestado de público. Hubo 5 muertos. Highland Road apostaba fuerte al público rosarino (el corto publicitario en la tv local era un gran suceso, con imágenes del clip de Harlem Shuffle de Rolling Stones), por lo que entre los muertos o heridos posiblemente haya habido chicos y chicas de acá. Quizás algún canalla de festejo, o algún leproso evasivo.
Los jóvenes leerán como anécdota que los que no fuimos a Temperley debimos conformarnos con escucharlo por radio. Después, sí, los canales 3 y 5 repetirían los goles y los festejos en toda la ciudad. Los que salimos a festejar no pudimos ver nada; después de la medianoche no había televisión. Mejor dicho, solo una minoría tenía TV por cable.
Y Palmita, no solo el goleador sino el jugador más magistral del torneo, metió el penal del empate en Temperley, con el que alcanzaba para dar la vuelta.
En efecto, de penal, esa instancia que cada tanto volvió a sonreírnos -este año-, pero que la mayoría de las veces adquirió formas como la de Gaona. El Negro Palma metió el penal que no podía errar.
Los cánticos consagratorios de la Epopeya 87 fueron:
"Que nos vengan a ver, que nos vengan a ver, todos los pelotudos que nos decían Sos de la B".
Desde la agresividad campante hoy en día vemos casi con ternura que hayamos tratado a los hinchas rivales de pelotudos.
Y la de Johnny Tolengo: "Qué alegría, que alegría, olé olé olá , vamos Céntral todavía, que estás para ganar / Con ese fútbol loco, esé que vos tenés, Rosario está de fiesta, este año otra vez / tocala de primera, estás en ganador, de la manó del Angel, vamo a salir campeón".
Más ternura todavía escuchar esta inocentada, cuya música se ha conservado, pero para cantarle fidelidad a muerte a una hinchada, y no, como entonces, alegría por el gran conductor y su fútbol.
Los leprosos -no eran los Pechos todavía- salieron subcampeones, y de allí que desde la primera fecha del torneo siguiente cantáramos (música de La Colegiala) "Llora ñubel, porque va a salir segundo, ya lo sabe todo el mundo, laAcademia es el campeón".
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