ESA HISTORIA JALONADA DE CORAJE

ESA HISTORIA JALONADA DE CORAJE
De hazañas sin par, la gloria eterna de Rosario Central

25 oct 2010

Fecha 12 Ap.2010: Boca United 2 - Deshonroso Merlo 0

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 I G N O M I N I A
por Alesi

TÍPICO DELANTERO
OBESO QUE
NOS HUMILLA
ULTIMAMENTE

Consumada la peor derrota de los últimos 20 años por parte de nuestro equipo, surgen todo tipos de broncas. Fundamentalmente los cuestionamientos anclan en la inexistente idea de juego que ha manifestado el equipo tras 2 meses en la Primera B Nacional. ¿A qué está jugando Central? A nada, claramente. Sólo el hecho de ser un torneo mediocre nos permite albergar esperanzas para el semestre que viene, pero con un presente en ruinas.

Cuando presenciamos el ocaso futbolístico en aquel fatídico 23 de mayo, muchos pensamos que era el fin de una era nefasta. Tocar fondo significaba el descenso per se y muchas prácticas que fueron habituales, como una especie de bacanal a costa de la gente que pese a todo siempre seguía al equipo. Total, el otro se hacía cargo de salvar las papas.
El partido de hoy debería ser un punto de inflexión en nuestra historia. El interrogante que brota sólo, ¿A qué carajo juega Central?, ahora torna en una pregunta de múltiples índoles. ¿Este era el maquiavélico plan que había urdido Gonzalo Belloso para volver a primera en autopista?

El ínfimo (reiteramos, ínfimo) respeto que despertó Reinaldo Carlos Merlo en apenas 5 partidos del año pasado tenía un sustento ignominioso para nuestra identidad: subsistir de rodillas en primera división. Seguramente, si la realidad hubiera sido otra (pelear un campeonato, aspirar a ingresar a las copas, posicionarse como un equipo al que todos querían ver) no era a Mostaza Merlo a quien hubieran ido a buscar. Un técnico que, además, dio sobradas muestras de que apuntaba a un estilo de conducción rayano con la soberbia: ante el primer cuestionamiento, esperó a perder un partido para dar un portazo en una situación álgida para el equipo. Los meses posteriores la ciudad fue un corredero de rumores que apuntaban a la delgada línea que separaba la cordura de la insanidad por parte del entrenador, tan afecto a las cábalas como reticente al trabajo.
Esta suerte de revisionismo histórico sólo sirve como puerta de entrada para reformular el primer interrogante: ¿A qué carajo juega la dirigencia de Central? El haber prometido a Burruchaga y a un equipo de primera fue un compromiso vacuo: duró apenas dos horas. En cambio, el final de una historia que estaba escrita desde hacía tiempo retomaba a mitad de página: Merlo. El mismo futbolicida que por designios divinos supo ganar un partido sin patear al arco era el encargado de hacer un equipo protagonista. Las excusas de la falta de acostumbramiento a la categoría, sumadas a los mitos que terminaban haciendo mella en las opiniones particulares (tales como el estado de los campos de juego en la segunda categoría) oficiaron de colchón ante lo oprobioso de ver cómo nuestro equipo plantaba hasta 5 defensores frente a otros cuadros cuyos jugadores venían a sacarse fotos al Gigante. Luego de que esa mentira (como todas) agotara su vida útil en poco tiempo, llegó el turno de echarle el fardo a los arbitrajes. Pues bien, hoy Rosario Central ha jugado un partido que quedará entre las humillaciones que habrá sufrido en el Siglo XXI y el árbitro, ante cada duda que tuvo, cobró a favor de, sí, Rosario Central.
Siete mil personas votando son una manifestación por la cual los directivos se erogan actitudes que no hacen más que poner en ridículo a la gente. En nombre de la masa societaria que los eligió se cargan tal laudo como para exigir paciencia y hablar de procesos a largo plazo. La gente al menos, dejó de mirar para otro lado y de comer vidrio: así gane o pierda, el estadio entero no quiere a Mostaza Merlo. No lo quiso perdiendo o empatando y tampoco lo quiso ganando. Y estamos hablando de, al menos, 20 mil personas. Eso es también manifestarse, y es una manifestación que perdura en el tiempo y a la vista de realidades: no están votando promesas que luego van a cumplir. Están reprobando una realidad que ya resulta inconcebible.
Los hinchas de Central debemos decidirnos y tenemos que hacer un ejercicio de búsqueda de identidad. Por someter dicho dilema a podas circunspectas que sirvan para simplificar la situación con nombres propios: zofismo o timoteísmo. Dos corrientes, dos estilos que nos han traído alegrías. No resulta casual que los peores técnicos de los últimos (cuanto menos) 5 años respondan a una de estas visiones. No es la intención nuestra manchar el nombre del gran Timoteo, pero creemos hora intentar con un técnico que antes de “sacar puntos” nos explique cómo. Rosario Central se empequeñece jugándole con 5 defensores a rivales que no existían en el momento de que conseguimos nuestro último campeonato. Aunque duela, es la realidad que nos toca. No es una decisión menor: Rosario Central debe salir a ganar y a atacar. A ser consecuente con el miedo que puede infundir un estadio repleto con 40 mil almas que empujan más que ciertos jugadores que tratan nuestro manto sagrado como un trapo sucio. Señores dirigentes: si su plazo autoimpuesto era el de volver a la Primera en un año, hoy se ha agotado gran parte del mismo. Es su decisión persistir en esta senda de absoluta improvisación e infamia o parar la pelota y hacer el mea culpa correspondiente y planificar los próximos pasos. No es una decisión menor: la gente y la historia del Nuestro así lo exigen.
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2 comentarios:

Gol en Contra dijo...

Dijo Speciale...

"Yo ví que los jueces de línea del otro día portaban banderas muy similares a los colores del club rival.
Ya estamos radicando la denuncia en AFA"

culpable_8496 dijo...

Lo positivo de la contratación del Chulo Rivoira es que parte del sueldo del técnico se va a seguir pagando con productos capilares...