NECOCHEA, TIERRA DE GLORIA

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Cardetti, Palmita, Kesman (Cheese Man), Facciuto, ¡Barrella!,
Chacho, ¡Chávez!, desconocido, Petaco, Buljubasich
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PIZZI eligió con crudeza el lugar para la pretemporada. Pidió al eficiente Departamento de Logística del club que le consigan un lugar de entrenamiento en la Antártida, o en el Cabo de Hornos, o Islas de los Estados. Lamentablemente, las diligentes gestiones chocaron contra la triste realidad biológica de que el césped, así como prácticamente todo el reino vegetal, no prospera en esos lugares, además de no contar con infraestructura de rutas para el desplazamiento del bus que traslada a los nuestros.
Necochea, entonces, apareció como la alternativa más hostil para templar la humanidad de nuestro plantel, para transformarlos de tímidos futbolistas semiamateur en sanguinarios guerreros sarracenos.
El plan masculinizador incluye duchas de agua fría a las 6 de la mañana; trote sobre las calles adoquinadas del vetusto balneario; dejar los botines embarrados al aire libre a la noche, que se endurezca el cuero sucio, para luego usarlos sin medias al día siguiente; dieta basada en lo que los jugadores obtengan en sus excursiones nocturnas de caza, pesca y recolección de frutos y raíces silvestres.
Necochea posiblemente nos devuelva la gloria que cobijó allá por 1997, cuando arrasamos el complicadísimo Hexagonal de verano, ganando un clásico y llenando siempre la cancha.
¡Qué futuro que se viene, canayas!