ESA HISTORIA JALONADA DE CORAJE

ESA HISTORIA JALONADA DE CORAJE
De hazañas sin par, la gloria eterna de Rosario Central

1 dic 2009

CARTA ABIERTA A EMILIO JOSÉ CACHI ZELAYA

POR ALESI

"Platero es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos". Juan Ramón Jiménez

Será de Dios, Emilio José, que haya necesidad de escribirte una carta.

Una carta abierta, como tantas otras en este género, llena de lugares comunes y de epítetos que bien podrían resumirse en un abrir los oídos, en hacer un topo gigio cuando hay algo más que un grito de gol. Te lo dice alguien que ha visto campeón a Central únicamente como recuerdos de los primeros años de mi vida, en donde lo único que fehacientemente puedo describir con pelos y señales es una especie de caravana al monumento, donde festejamos todos. O bien, la obtención de una Copa Internacional de segundo orden, pero internacional al fin, en donde tampoco prevalecieron las gestas épicas, más allá del partido final que todos nos encargamos de recordar.
.

.
.
.
En el último clásico. Emilio José se escapa derecho y solo al área contraria. El público pingüino observa con total tranquilidad: sabe cómo va a terminar la jugada.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
¿De qué sirve todo esto? Sirve de que entiendas que la comparación a la que estás siendo sometido no es odiosa: aquí el listón está tanto más abajo de aquellos que osan decir que ocupás un puesto que alguna vez ocuparon Kempes, Pizzi o Poy. Es más, la benevolencia es lo nuestro y, para que veas que lejos estamos de la condescendencia, vamos a omitir que la misma número 19 que vestís hoy, alguna vez la lució el Chelito Delgado. O malo y todo, nos hacemos agua para chocolate y dejamos de poner en el cadalso a tipos como el Pejerrey, a quien le costaba horrores poner de acuerdo mente cuerpo y alma como para lograr ser una complicación de la defensa, pero que aun con semejante mochila de años, joda y roturas varias provocadas por los dos primeros alicientes, se las ingenió como para convertir algunos goles importantes, y varios de ellos de bellísima factura (San Pablo, Boca, Olimpia de Paraguay o Vélez).

Es decir, quien esto escribe ha visto a la camiseta de Central desvencijarse en el pecho de un Yerbatero González, de un Pierucci, de un Germán Herrera, de un Flores Coronel, o hasta de Garrone y Diego José. Ni qué decir de las fugaces (no por ello mínimas) expectativas que despertaron alguna vez tanto Vitti como Colusso, que duraron tanto como sus ínfimas buenas actuaciones. Tu listón lejos está de ser el impuesto por el dolor de ya no ser. No señor.

Es por eso que tu prevaricación a los colores de Central es tan grave: porque lejos de apuntarle a tu esmirriado físico o a tu condición de goleador anodino, tus falencias son aun más graves que las que pueda llegar a tener cualquier hijo de vecina. Porque se te nota el pavor al arco, aunque ya hayan pasado casi 4 años de tu debut en primera. Porque se te nota el miedo a la gravedad, aunque ya vayan 4 torneos seguidos (salvo contadísimas excepciones) de ser habitual titular. Porque a la displicencia que le ponés a tu performance dentro del verde césped, le agregás un nulo compromiso con una causa. Errás goles hechos que cuestan varios puntos y te pegás carteles victimizantes al pelar un topo gigio en el medio de un partido insignificante contra Argentinos. Porque sos capaz de alcanzarle la pelota a Peratta, en el medio de uno de los clásicos más importantes de los últimos diez años, como si se te hubiese caido en el patio y al levantarte, ni siquiera ser capaz de un agarrón de cabeza, de una mueca de enojo. No, te levantaste las medias, te sacudiste el pastito de los pantalones y seguiste con tu trotecito cansino, como si fueses el Platero de una elegía rosarina que está empecinada en borrar con el codo las décadas doradas que escribimos con la mano.

Por eso mismo, ante tu necedad y tu obstinación a no recapacitar, pedimos que hagas lo posible para estar brevemente despuntando el vicio en alguna canchita perdida de México, Grecia o Qatar. Regalale a la institución los pocos miles de dólares que le hiciste perder en puntos y negándoles el grito del orgasmo del gol. Paseá tu impotencia paradigmática, la que cierra la alegoría gol = orgasmo. Si todavía estás muy orgulloso para eso, aprendé a callarte la boca, como mínimo. Basta de ver tu mueca pantristeana ilustrando titulares del tipo "Soy un enemigo de la palabra eficacia" "Errare Zelayum Est" "Hola, Soy Emilio y tengo un problema" o "Soy un especialista en fracasos" en La Capital. Basta, porque ya guardo ciertos reparos en aras de no manchar el buen nombre de tu madre, a la que únicamente se le puede reprochar no haberte comprado un andador a tiempo.

Por eso, Platero tucumano, las palabras tuyas nunca harán mella ni despertarán empatía alguna en nadie. Simplemente porque el miedo es la disposición fundamental que nos coloca ante la nada, y todavía estamos tratando de dilucidar cuál es tu lugar en esta última enunciación.

.

7 comentarios:

mmmm dijo...

Alesi mandala a Canalla.com a ver q escriben los salames q defienden a este muerto. La mandaria yo pero seguro q los forros si no la mandas con tu nombre no la publican. De hecho mande 1 quejandome del kily y nunca me la publicaron.

Gol en Contra dijo...

Bien Alesi,
la demolición filosófica del Zelayismo tiene su documento basal.

Remeras Rosario dijo...

Sin desperdicio. Perfecta la carta. No seas complice de canalla.com, no la envies, deja que sigan cociendo la bandera mas larga del mundo.

Emilio dijo...

Yo soy Zelayista (?) pero la carta dice todo...
Como tocayo me hace quedar mal...

Pancho. - Literateadas dijo...

Antes (hace un par de campeonatos) no era tan muerto, o me parece a mí?

Marlon Nando dijo...

Muy buena la nota y la web, me cague de risa bastante con las cosas publicadas.

Esteban dL dijo...

si estaba topadora caceres, esto no pasaba... URRRRRRRGENTE UN 9! Y QUE NO TENGA LAS PATAS REDONDAS (!)